Las Enseñanzas de Jesús

Jesús fue el octavo Mensajero de Dios, y es uno de los más conocidos gracias a la influencia de la Iglesia Católica y sus conquistas en todo el mundo. Lamentablemente, al canonizarse sus enseñanzas, las enseñanzas de Jesús fueron distorcionadas y hoy día es difícil poder descatar sus enseñanzas originales de las doctrinas creadas por la Iglesia Romana. 

El Evangelio de Mateo es rico en declaraciones de las enseñanzas de Jesús y nos da una idea de ellas. Jesús no se dedicó a enseñar doctrinas o una "Teología". Jesús fue siempre un judío y creía en las enseñanzas establecidad por sus antepasados: el Judaísmo de Moisés. Es por esto que Jesús no vino a crear una religión que suplantara las enseñanzas de Moisés. En cambio, demostró muchas de sus enseñanzas, aunque también hizo muchos mandamientos a lo largo de su ministerio (Mateo 28:20). Muchas veces "El Sermón del Monte" se conoce como las enseñanzas básicas de Jesús en una cápsula. 

"Bienaventurados los pobres en espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran

porque ellos serán consolados

Bienaventurados los mansos,

porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,

porque ellos serán llenos

Bienaventurados los misericordiosos

porque se les mostrará misericordia.

Bienaventurados los puros de corazón,

porque ellos verán a Dios

Bienaventurados los pacificadores,

porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que son perseguidos a causa de la justicia,

porque de ellos es el reino de los cielos.

Alégrate y alégrate, porque grande es tu recompensa en el cielo, porque de la misma manera persiguieron a los profetas que estaban antes de ti". (Mateo 5: 1-12)

Los evangelios describen los milagros realizados por Jesús: sanar a los enfermos, expulsar a los demonios de enfermedades mentales de los atormentados e incluso resucitar a los muertos. También retratan a un maestro poderoso cuyas parábolas dieron su punto de forma sorprendente. Sí, uno debe amar al prójimo, pero ¿quién es el prójimo? En una parábola, un hombre es robado, golpeado y dejado en el camino. Muchos lo ignoran sin darle ayuda, incluidos los miembros respetados de su propia comunidad. El que se detiene para ayudarlo es un samaritano, una persona de Samaria considerada extranjera y ajena. Jesús insiste en que el "gran mandamiento" de amar al prójimo como a uno mismo cruza todas las barreras étnicas y religiosas.

En su ministerio, Jesús también cruzó muchas barreras sociales, mezclándose con los recaudadores de impuestos, los adúlteros y las prostitutas. Advirtió a los críticos que recuerden sus propias imperfecciones antes de condenar a los demás e invitó a aquellos que no tenían pecado a arrojar la primera piedra de la condena. El gran mandamiento no es juzgar al prójimo, sino amar al prójimo, porque el juicio es solo de Dios.

Jesús enseñó que el esperado Reino de Dios estaba cerca. No sería un reino político terrenal, sino un nuevo reino de justicia para los pobres y liberación para los oprimidos. Aquellos que serían incluidos primero en el Reino no serían las élites y los poderosos, sino los pobres, los rechazados, los marginados. Jesús comparó la llegada del Reino de Dios al crecimiento de una pequeña semilla de mostaza, creciendo desde dentro para crear una nueva realidad. Sus discípulos y muchos de los que lo escucharon comenzaron a hablar de Jesús como el redentor largamente esperado, el Mesías, que haría el Reino de Dios una realidad. Cuando el término "Mesías" fue traducido al griego, la palabra que usaron fue Christos, el Cristo.

Jesús también advirtió contra la acumulación de riqueza en otras ocasiones. En Mateo 6:19 dice "no acumulen tesoros en la tierra", y unos pocos versículos más adelante, en Mateo 6:24, dice "No se puede servir a Dios y al dinero". En Lucas 6:24 dice "¡ay de ustedes, que son ricos!" Jesús desaprobaba la riqueza porque pensaba que estaba mal que algunas personas vivieran en un lujo derrochador mientras que otras pasaban hambre.

Jesús tenía sentimientos muy fuertes por los pobres, los oprimidos, los marginados y los perseguidos, y era muy consciente de la opresión y la injusticia que los mantenían en su lugar. Es por eso que condenó a las personas codiciosas que viven en la opulencia, mientras que muchos otros sufren en la pobreza.

Jesús también tenía una gran disposición para perdonar. Él creía que todos merecían otra oportunidad. Un buen ejemplo de esto es su enseñanza acerca de poner la otra mejilla: no solo debes perdonar al instante a un hombre que te golpea en una mejilla, sino que también debes poner la otra mejilla para darle la oportunidad de ver su error y darse cuenta de la necesidad para reformarse a si mismo.

Desafortunadamente, las enseñanzas de Jesús fueron simplificadas de muchas maneras y pervertidas por las personas debido a su ignorancia. Estas enseñanzas con bastante frecuencia se transformaron del Cristianismo al anticristianismo, aunque fueron llamadas con el mismo nombre. Los ejemplos de esto son la "Santa" Inquisición, las Cruzadas y otros tipos de guerras agresivas lanzadas por países "cristianos", la inculcación del odio, la agresividad y la increíble crueldad hacia "infieles" y "herejes" bajo el lema de "lucha para la santa fe". Por eso, las verdaderas enseñanzas de Jesús deben distinguirse de ciertas creencias que también se llaman a veces "el verdadero cristianismo".

Para Jesús, el camino espiritual consiste en pasos:

1. El primer paso implica recibir el conocimiento sobre cómo debemos entender las enseñanzas de Dios, qué es la Evolución de la Conciencia Universal, qué constituye el significado de la vida humana y cómo realizarla de la mejor manera;
2. El segundo paso consiste en cambiar las propias cualidades éticas de acuerdo con la justicia que nos sugiere Dios;
3. El tercer paso es el trabajo en uno mismo con el uso de métodos de la meditación y la oración. El propósito de tal trabajo es desarrollarse a sí mismo como un alma (conciencia) a ese nivel donde uno puede conocer directamente al Creador mismo, y luego fusionarse con Él.