La Unidad de la Religión, la Revelación Progresiva y sus Eras
Existe una unidad fundamental en muchas de las religiones del mundo. Las enseñanzas de las principales religiones son parte de un solo plan dirigido por Dios.
Sólo existe una religión que es revelada progresivamente por Dios, a través de profetas/mensajeros, a la humanidad a medida que la humanidad madura y su capacidad de comprender también crece. Las diferencias exteriores en las religiones se deben a las exigencias del tiempo y del lugar en que se reveló la religión.
Aunque podemos tener diferentes conceptos de la naturaleza de Dios, y lo llamamos por diferentes nombres, Allah o Yahveh, Dios o Brahma, sin embargo, todos estamos hablando del mismo Ser. Dios es finalmente incognoscible. Los humanos correctamente describen a Dios como el Todopoderoso, el que todo lo ama, el infinitamente justo, pero tales términos se derivan de una experiencia humana limitada de poder, amor o justicia. Para remediar esto, Dios ha enviado una serie de Mensajeros divinos a la humanidad.
La Revelación Progresiva es una enseñanza que sugiere que la verdad religiosa es revelada por Dios progresiva y cíclicamente a través del tiempo por medio de una serie de Mensajeros Divinos, y que las enseñanzas se adaptan a las necesidades del momento y el lugar de su aparición. Por lo tanto, esta enseñanza reconoce el origen divino de las religiones del mundo como diferentes etapas en la historia de una religión. Por ello, la revelación se considera tanto progresiva como continua y nunca cesa.
Dios regularmente y periódicamente revela Su voluntad a la humanidad a través de profetas, que se llaman Mensajeros de Dios. Cada mensajero a su vez establece un pacto y funda una religión. Este proceso de revelación tampoco cesa nunca, lo cual es contrario a muchos otros sistemas de creencias que creen en la finalidad de su mensajero. El tema general de las sucesivas y continuas religiones fundadas por los Mensajeros de Dios es que hay una tendencia evolutiva, y que cada Mensajero de Dios trae una medida mayor de revelación (o religión) a la humanidad que la anterior. Las diferencias en la revelación traída por los Mensajeros de Dios no son inherentes a las características del Mensajero de Dios, sino que se atribuyen a los diversos factores mundanos, sociales y humanos; estas diferencias están de acuerdo con las “condiciones” y “requisitos variables de la edad” y la “capacidad espiritual” de la humanidad. Estas diferencias son necesarias ya que la sociedad humana ha evolucionado lenta y gradualmente a través de etapas más altas de unificación, comenzando por la familia a las tribus, luego a las comunidades, luego a las naciones y prontamente al planeta.
Así, la verdad religiosa es relativa a sus destinatarios y no absoluta; mientras los mensajeros proclamaban las verdades morales y espirituales eternas que cada mensajero renovaba, también cambiaban su mensaje para reflejar la evolución espiritual y material particular de la humanidad en el momento de la aparición del mensajero. Dado que la capacidad y receptividad espiritual de la humanidad ha aumentado con el tiempo, cambia la medida en que se exponen estas verdades espirituales.
La aparición de los mensajeros sucesivos es como la llegada anual de la primavera, que trae nueva vida al mundo que ha descuidado las enseñanzas del mensajero anterior. Todos los Mensajeros de Dios provienen del mismo Dios y tienen la misma naturaleza espiritual y metafísica, y existe una igualdad absoluta entre ellos.
Las diferencias entre los diversos Mensajeros de Dios y sus enseñanzas se deben a las diferentes necesidades y capacidades de la civilización en la que aparecieron, y no a diferencias en su nivel de importancia o naturaleza. Cada Mensajero de Dios manifestó la palabra de Dios y enseñó la misma religión, con modificaciones para las necesidades y la cultura del público en particular. La unidad de los Mensajeros de Dios no significa, sin embargo, que la misma alma individual nace de nuevo en diferentes momentos y en diferentes cuerpos físicos. Los diversos Mensajeros de Dios son todas personalidades diferentes y tenían realidades individuales separadas. En cambio, su igualdad se debe a que el Mensajero de Dios se manifestó y reveló las cualidades de Dios en el mismo grado.
Existe un Ciclo Universal en el universo que responde a la Revelación Progresiva.
El Ciclo Adámico, también conocido como el ciclo profético, comenzó hace aproximadamente 100.000 años con una Manifestación de Dios referida en varias escrituras sagradas como Adán, y terminó con la dispensación de Zoroastro. En este ciclo, las Manifestaciones de Dios continuaron avanzando en la civilización humana a intervalos regulares a través de la revelación progresiva, pasando de un total monoteísmo a un politeísmo, y regresando nuevamente al monoteísmo. Dentro del Ciclo Adámico encontramos el Ciclo de Oro donde se encuentran los mitos y las leyendas de los dioses y los héroes de la antigüedad. El Ciclo Abrahámico corresponde a la revelación de Moisés y culmina con la revelación de Mahoma. Esta revelación refleja la maduración de la revelación monoteísta. La nueva era a la que estamos entrando se llama el Ciclo Cósmico. En esta nueva era cósmica se estará revelando a la humanidad los requisitos esenciales para pasar a la nueva escala evolutiva, ayudados por la religión (la cual provee las bases para la unión religiosa, cultural y política) y la ciencia (la cual nos proveerá la tecnología para la evolución dirigida), para unirnos a la vida del Universo como una Humanidad.
Más información: "Biblia Universal"


